La degradación del medio ambiente despierta la preocupación nuestra y de
muchas instituciones que buscan ayudar en esta difícil situación para nuestra
casa común. No solo porque se acabe un recurso primario para la producción de
muchos artefactos, sino que puede causar daño gravísimo en nuestro desarrollo
como personas humanas, hasta la muerte. Es decir que estamos matándonos unos a
otros en la degradación del ambiente.
“Si definimos la degradación ambiental, podemos decir que son procesos,
o mejor dicho, un conjunto de procesos que lo que hacen es deteriorar
determinado recurso o impedir su uso por parte del hombre. Entre recursos
podemos encontrar, por ejemplo, el agua, los suelos, etc. Estos procesos
también suelen ser caracterizados como socio-económicos.” (ecología hoy, degradación ambiental, 20/05/2011). Pues
todos los productos que se consumen
tienen como base los recursos naturales primarios. Y eso preocupa mucho más a
las multinacionales que solo piensan en dinero: producir y vender.
Esto conlleva a pensar que lo que estamos causando con nuestro
consumismo extremo y nuestra falta de cultura ecológica es la muerte, no solo a
nuestro mundo actual sino a las futuras generaciones.
Los procesos de producción
industrial iniciados en sigo XIX con la revolución industrial requieren la
utilización de grandes volúmenes de agua para la transformación de materias
primas, siendo los efluentes de dichos procesos productivos, vertidos en los
cauces naturales de agua (ríos, lagos) con desechos contaminantes.
Desde entonces, esta situación se ha repetido en todos los países que
han desarrollado la industrialización, y aun cuando la tecnología ha logrado
reducir de alguna forma el volumen y tipo de contaminantes vertidos a los
cauces naturales de agua, ello no ha ocurrido ni en la forma ni en la cantidad
necesarias para que el problema de contaminación de las aguas esté resuelto.
(Rafael Olmos Gutiérrez, 28 de enero de 2013, Degradación y contaminación del agua)
Si nos interesa evitarlo, debemos tener en claro el área que nos
interesa trabajar, así como el historial ambiental de dicha área, así se podrán
tomar las medidas que sean más correctas para disminuir los efectos de la
degradación ambiental.
“Según
la OMS (Organización Mundial de la Salud) el agua está
contaminada cuando su composición se haya alterado de modo que no reúna las
condiciones necesarias para ser utilizada beneficiosamente en el consumo del
organo y de los animales. En los cursos de agua, los microorganismos
descomponedores mantienen siempre igual el nivel de concentración de las
diferentes sustancias que puedan estar disueltas en el medio.” (José Amestoy Alonso, Papeles de Geografía Aspectos De La Degradación Del Medio
Ambiente: Su Influencia En El Clima)
Muchos productos, como los ordenadores, electrodomésticos, etc., están
diseñados para ser usados y luego desechados, y el caso es que tampoco hay una
conciencia clara, en muchos casos, de qué hacer con ellos.
Por
esto el Papa Franciscano nos recalca: “Dado que el mercado tiende a crear un
mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas
terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios. El
consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecnoeconómico.” (Laudato
si, 203)
La
erosión de los suelos y la desertificación en el mundo, y en particular en las
áreas áridas, es un problema que está alcanzando una gran magnitud.
La contaminación atmosférica, junto con la cada vez mayor quema de combustibles fósiles, provoca lluvias ácidas, agujeros en la capa de ozono, efecto invernadero, elevación de la temperatura global, etc. (José Amestoy Alonso, Papeles de Geografía Aspectos De La Degradación Del Medio Ambiente: Su Influencia En El Clima)
La contaminación atmosférica, junto con la cada vez mayor quema de combustibles fósiles, provoca lluvias ácidas, agujeros en la capa de ozono, efecto invernadero, elevación de la temperatura global, etc. (José Amestoy Alonso, Papeles de Geografía Aspectos De La Degradación Del Medio Ambiente: Su Influencia En El Clima)
Encontramos en el suelo muchas causas de degradación, entre ellas
tenemos:
Erosión acelerada: arrastre de materiales del suelo por diversos
agentes como el agua y el viento, lo cual genera la improductividad del suelo.
Salinización y solidificación de los suelos: acumulación excesiva de sales solubles en la
parte donde se desarrollan las raíces de los cultivos.
Compactación: se manifiesta con el aumento de la densidad aparente del
suelo, en las capas superficiales o profundas. Es el resultante del deterioro
gradual de la materia orgánica y la actividad biológica.
Contaminación química: uso irracional de grandes cantidades de fertilizantes
y sustancias químicas para el control de plagas y enfermedades, por encima de
los niveles requeridos producen la contaminación química de los suelos.
Pérdida de nutrientes: empobrecimiento gradual o acelerado del suelo
por sobreexplotación o monocultivo, lo que trae como consecuencia la baja
fertilidad e improductividad de los suelos.
Conflicto de usos: las tierras agrícolas se pierden o transforman
en tierras para la urbanización.
No
más cemento, no más selvas pavimentadas, debemos dejar respirar nuestro mundo.
“Muchas ciudades son grandes estructuras ineficientes que gastan energía y agua
en exceso. Hay barrios que, aunque hayan sido construidos recientemente, están
congestionados y desordenados, sin espacios verdes suficientes. No es propio de
habitantes de este planeta vivir cada vez más inundados de cemento, asfalto,
vidrio y metales, privados del contacto físico con la naturaleza.” (Laudato si
34)
Muchos
estudian con detenimiento las causas y las soluciones de la degradación de los
bosques tropicales, praderas, estepas, sabanas, así como la acumulación de
dióxido de carbono en la atmósfera y el calentamiento global, analizando las
consecuencias en el ámbito humano, político, económico y climático. Pero se les
olvida que todo se basa en la relación de la personas consigo mismo y con su
entorno. Es decir, que la solución está en una nueva cultura ecológica que se
preocupe más por sus hermanos que por sí mismo.
La
cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y
parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del
ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación.
Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa
educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia
ante el avance del paradigma tecnocrático. (Laudato si, 111)
De
otro modo, aun las mejores iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas
en la misma lógica globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema
ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y
esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial. (Laudato
si, 111)
En
conclusión, debemos luchar por cambiar nuestra mentalidad egoísta y comenzar a
pensar en beneficio familiar y social, sabiendo que del cuidado del ambiente
depende nuestra salud, nuestros medicamentos, nuestro aire puro, nuestro
consumo sano de alimentos. Si cambiamos nuestros hábitos podremos comenzar a
cambiar y organizar nuestra casa común que tanto bien nos hace, nadie degrada
su propia casa y mucho menos asesina su propia familia.
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos
mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la
voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” (Romanos 12,2)
Uriel Alejandro Franco Sánchez