domingo, 25 de octubre de 2015

¿Degradación o genocidio?


La degradación del medio ambiente despierta la preocupación nuestra y de muchas instituciones que buscan ayudar en esta difícil situación para nuestra casa común. No solo porque se acabe un recurso primario para la producción de muchos artefactos, sino que puede causar daño gravísimo en nuestro desarrollo como personas humanas, hasta la muerte. Es decir que estamos matándonos unos a otros en la degradación del ambiente.
“Si definimos la degradación ambiental, podemos decir que son procesos, o mejor dicho, un conjunto de procesos que lo que hacen es deteriorar determinado recurso o impedir su uso por parte del hombre. Entre recursos podemos encontrar, por ejemplo, el agua, los suelos, etc. Estos procesos también suelen ser caracterizados como socio-económicos.” (ecología hoy, degradación ambiental, 20/05/2011). Pues todos  los productos que se consumen tienen como base los recursos naturales primarios. Y eso preocupa mucho más a las multinacionales que solo piensan en dinero: producir y vender.
Esto conlleva a pensar que lo que estamos causando con nuestro consumismo extremo y nuestra falta de cultura ecológica es la muerte, no solo a nuestro mundo actual sino a las futuras generaciones.
 Los procesos de producción industrial iniciados en sigo XIX con la revolución industrial requieren la utilización de grandes volúmenes de agua para la transformación de materias primas, siendo los efluentes de dichos procesos productivos, vertidos en los cauces naturales de agua (ríos, lagos) con desechos contaminantes.
Desde entonces, esta situación se ha repetido en todos los países que han desarrollado la industrialización, y aun cuando la tecnología ha logrado reducir de alguna forma el volumen y tipo de contaminantes vertidos a los cauces naturales de agua, ello no ha ocurrido ni en la forma ni en la cantidad necesarias para que el problema de contaminación de las aguas esté resuelto. (Rafael Olmos Gutiérrez, 28 de enero de 2013, Degradación y contaminación del agua)
Si nos interesa evitarlo, debemos tener en claro el área que nos interesa trabajar, así como el historial ambiental de dicha área, así se podrán tomar las medidas que sean más correctas para disminuir los efectos de la degradación ambiental.
 “Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el agua está contaminada cuando su composición se haya alterado de modo que no reúna las condiciones necesarias para ser utilizada beneficiosamente en el consumo del organo y de los animales. En los cursos de agua, los microorganismos descomponedores mantienen siempre igual el nivel de concentración de las diferentes sustancias que puedan estar disueltas en el medio.” (José Amestoy Alonso, Papeles de Geografía Aspectos De La Degradación Del Medio Ambiente: Su Influencia En El Clima)
Muchos productos, como los ordenadores, electrodomésticos, etc., están diseñados para ser usados y luego desechados, y el caso es que tampoco hay una conciencia clara, en muchos casos, de qué hacer con ellos.
Por esto el Papa Franciscano nos recalca: “Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios. El consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecnoeconómico.” (Laudato si, 203)
La erosión de los suelos y la desertificación en el mundo, y en particular en las áreas áridas, es un problema que está alcanzando una gran magnitud.
La contaminación atmosférica, junto con la cada vez mayor quema de combustibles fósiles, provoca lluvias ácidas, agujeros en la capa de ozono, efecto invernadero, elevación de la temperatura global, etc.
(José Amestoy Alonso, Papeles de Geografía Aspectos De La Degradación Del Medio Ambiente: Su Influencia En El Clima)
Encontramos en el suelo muchas causas de degradación, entre ellas tenemos:
Erosión acelerada: arrastre de materiales del suelo por diversos agentes como el agua y el viento, lo cual genera la improductividad del suelo.
Salinización y solidificación de los suelos: acumulación excesiva de sales solubles en la parte donde se desarrollan las raíces de los cultivos.
Compactación: se manifiesta con el aumento de la densidad aparente del suelo, en las capas superficiales o profundas. Es el resultante del deterioro gradual de la materia orgánica y la actividad biológica.
Contaminación química: uso irracional de grandes cantidades de fertilizantes y sustancias químicas para el control de plagas y enfermedades, por encima de los niveles requeridos producen la contaminación química de los suelos.
Pérdida de nutrientes: empobrecimiento gradual o acelerado del suelo por sobreexplotación o monocultivo, lo que trae como consecuencia la baja fertilidad e improductividad de los suelos.
Conflicto de usos: las tierras agrícolas se pierden o transforman en tierras para la urbanización.
No más cemento, no más selvas pavimentadas, debemos dejar respirar nuestro mundo. “Muchas ciudades son grandes estructuras ineficientes que gastan energía y agua en exceso. Hay barrios que, aunque hayan sido construidos recientemente, están congestionados y desordenados, sin espacios verdes suficientes. No es propio de habitantes de este planeta vivir cada vez más inundados de cemento, asfalto, vidrio y metales, privados del contacto físico con la naturaleza.” (Laudato si 34)
Muchos estudian con detenimiento las causas y las soluciones de la degradación de los bosques tropicales, praderas, estepas, sabanas, así como la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera y el calentamiento global, analizando las consecuencias en el ámbito humano, político, económico y climático. Pero se les olvida que todo se basa en la relación de la personas consigo mismo y con su entorno. Es decir, que la solución está en una nueva cultura ecológica que se preocupe más por sus hermanos que por sí mismo.
La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático. (Laudato si, 111)
De otro modo, aun las mejores iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial. (Laudato si, 111)
En conclusión, debemos luchar por cambiar nuestra mentalidad egoísta y comenzar a pensar en beneficio familiar y social, sabiendo que del cuidado del ambiente depende nuestra salud, nuestros medicamentos, nuestro aire puro, nuestro consumo sano de alimentos. Si cambiamos nuestros hábitos podremos comenzar a cambiar y organizar nuestra casa común que tanto bien nos hace, nadie degrada su propia casa y mucho menos asesina su propia familia.
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” (Romanos 12,2)


Uriel Alejandro Franco Sánchez